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Este domingo, decenas de personas se reunieron en el Kibón para celebrar el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer. El evento incluyó actividades de prevención, así como actividad física y cultural para todos los asistentes.
La actividad, realizada por la Unión Internacional Contra el cáncer (UICC), con la colaboración de la Intendencia de Montevideo y el Municipio CH, buscó también alertar sobre la importancia de los controles para diagnosticar a tiempo distintos tipos de cáncer.
En Uruguay, el cáncer es la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares, constituyendo el 24% de los fallecimientos. Es decir, una de cada cuatro personas muere por cáncer. Para ambos sexos, el cáncer de mama es el primero en incidencia con un promedio anual de casi 2.000 casos nuevos; el segundo es el cáncer colorrectal con un promedio anual de 1.900 casos; y el tercero es el de pulmón con aproximadamente 1.500 nuevos casos por año.
En cuanto a la mortalidad, el cáncer de pulmón ocupa el primer lugar con más de 1.300 muertes al año, seguido por el cáncer colorrectal y el de mama.
“Por unos cuidados más justos” es el lema que impulsa la UICC para este Día Internacional de Lucha contra el Cáncer que se celebra cada 4 de febrero, siendo el día una ocasión para reflexionar sobre cómo mejorar la atención oncológica en el país y la calidad del trabajo de los profesionales.
En este sentido, la presidenta de SOMPU, Dra. Laura Vera, adelantó que uno de los principales desafíos para este año es lograr la incorporación del país en el sistema mundial de investigación; es decir, que Uruguay participe en ensayos clínicos para que el país genere conocimiento para mejorar los tratamientos de los pacientes oncológicos. “Esa es una materia en la que Uruguay está muy relegado con respecto al resto del mundo”, afirmó la oncóloga. Y agregó que actualmente solicitan, mediante cambios en las leyes, poder integrar esos sistemas de investigación clínica internacional, que según dijo, le va a permitir a Uruguay, “acercar los diagnósticos, los tratamientos y la innovación — todos aspectos que cambian a diario— a los pacientes. Necesitamos hacer ensayos clínicos, necesitamos integrar ensayos clínicos internacionales para poder existir hoy en día en la ciencia oncológica”, aseguró la Dra. Vera.
Transformar a Uruguay en un país que pueda participar de estudios de investigación clínica no es fácil; una de las principales barreras, según los profesionales, son los tiempos administrativos de aprobación de estudios estipulados en un decreto de 2019. Diferentes entidades vinculadas a la medicina, incluidas varias decenas de asociaciones de pacientes, además de la SOMPU, han presentado ante el Ministerio de Salud Pública una propuesta de modificación para solucionar las trabas burocráticas y para garantizar la autonomía de los pacientes para decidir ellos mismos si quieren participar de un ensayo. “Cada vez que vamos a un congreso es como si abriéramos las ventanas del Uruguay y miramos pasar un tren de lejos. El año que viene o el otro vamos a abrir la ventana y ni siquiera lo vamos a ver pasar. Estamos quedando en el ostracismo de la ciencia”, aseguró la presidenta de SOMPU, quien señaló que países con sistemas de salud menos sólidos que el nuestro, hoy han avanzado muchísimo a expensas de haber incorporado ensayos clínicos en su sistema de salud.
La investigación clínica oncológica inyectaría US$ 24 millones a Uruguay, de los cuales US$ 16 millones quedarían directamente en las instituciones de salud, según estimaciones de Uruguay XXI.
Esa cifra puede ser mayor porque, según explicó la Dra. Noelia Silveyra, Secretaria de SOMPU, existe un impacto indirecto que incluye lo que el sistema de salud uruguayo dejaría de gastar en análisis clínicos y tratamientos convencionales para esos pacientes; al tiempo que los centros reciben tecnología nueva. “Los sponsors también proveen las drogas estándar, lo que baja los gastos del Estado. Esos fondos se pueden volcar para mejorar la atención de otros pacientes”, reconoció.
Para los expertos, Uruguay posee una gran fortaleza al tener un sistema de salud universal y un Fondo Nacional de Recursos que provee técnicas y tratamientos de alto precio o especializados. Pero, sin embargo, alertan que el porcentaje de cobertura está cada vez más lejos del pretendido 100%, porque cada vez hay más técnicas diagnósticas y tratamientos fuera de cobertura que obligan al paciente a pagar de su bolsillo o a recurrir a un juicio al Estado conocido como recurso de amparo, determinando un problema de inequidad en el acceso.